viernes, 11 de noviembre de 2011

Párpados caídos

Crueldad, esto me toco.

Viene y va, regresa y vuelve; sin embargo nada vuelve a su sentido común. El cadáver seguía muriendo sin saber el porqué de su lágrima entrecortada en su mejilla. Va muriendo lentamente… esperando de alguien, a alguien que se acercará a ayudarlo, a si quiera preguntarse que fue lo que le paso. Pero esté personaje se hacía invisible cada vez que moría. Se le fue haciendo rutina. Comenzó a morir diario.

Nadie lo espero.

Nadie lo volvió a ver.

Nadie encontró jamás sus huellas.

Se hizo otra persona, pensó que nadie nunca lo quiso. Se hecho a llorar como lo hacía de niño. Llorando en silencio, escuchando él tan sólo sus propios gemidos de todo lo que alguna vez fue parte de él. Mientras que sentía un raro roce de rosas perfumadas como el de… - No podía creerlo. Se vieron como hace mucho tiempo a los ojos, a esos ojos que tanto temor tenía guardado. Las lágrimas no dudaron en resbalarse por sus mejillas, sus dulces mejillas de eterno amor. ¿Cómo es qué fue sucediendo esto? Ninguno quiso que sucediera, ellos mismo cavaron millas y millas de distancia. La distancia es sólo creada por ellos o basta que sea por uno sólo.

Nunca quisieron nada. Sólo se dio por vencido entre lágrimas.

Perdónense, hablen, dialoguen, discutan pero nunca dejen que den la media vuelta sin haber robado una sonrisa.

Nunca dejes de robárselas.

Perdón.